Los delfines y su afinidad con los seres humanos casi supera a la de los simios

Publicado por: @lnkvrd el 18 julio, 2011
delfines

Los seres vivos que más afinidad tienen con los humanos son los chimpancés. Cuando los vemos usualmente nos llama la atención su comportamiento casi humano, sus abrazos, sus besos y el cuidado que brindan a sus bebes.

¿Y si en lugar de un chimpancé, pensamos en un delfín o una ballena?  Un delfín que asoma la cabeza tímidamente en un acuario o tal vez los vemos tras el cristal, con su elegancia y su permanente expresión simpática.  ¿Te has preguntado qué te llama la atención?, ¿Porque los grandes simios y los cetáceos en especial los delfines, son los animales no humanos que más nos atraen?, ¿Qué nos une a ellos?

Cientos de preguntas podrían plantearse ante este enigma digno de ser resuelto por los humanos. Estamos acostumbrados a ser sólo “sujetos” en un mundo lleno de “objetos”. Los simios han tenido la oportunidad de haber tenido investigadores que han profundizado en su vida, descubierto hábitos parecidos a los nuestros, culturas únicas, incluso el uso de herramientas en su vida cotidiana. Por ello los conocemos mejor, y existe un movimiento internacional que lucha por sus derechos, para que no sean “objetos”, sino “sujetos”, seres vivos que deben ser respetados, al igual que nosotros. Pero de los delfines, de los cetáceos sabemos muy poco porque el medio en donde habitan no es el ideal para un estudio permanente de años y sus desplazamientos constantes y las largas distancias, hace que sea difícil su estudio. Pero aún así, las voces de algunos científicos han sido claras y concisas. El Proyecto Gran Simio, no pudo cerrar sus ojos y de sus entrañas, nació el Proyecto Cetáceo Libre. Esta es una iniciativa en defensa de todos los cetáceos, llamados los “grandes simios del océano” y sobre todo la lucha por el cierre de todos los delfinarios y circos acuáticos que no tiene ningún sentido su existencia y como veremos, es un agujero de tortura hacia unos animales de los cuales se han descubierto sorprendentes capacidades cognitivas que muchas veces, como ocurría con los grandes simios, han querido ocultar a la opinión pública.

Científicos como Lori Marino de la Universidad de Emory en Atlanta, Diana Reiss profesora de psicología en el Hunter Collage de la City University de Nueva York y Thomas White, profesor de ética de la Universidad de Maymount Loyola de Los Ángeles, han pedido a la comunidad que los delfines deberían ser tratados como “personas no humanas”, debido a su gran inteligencia, donde han podido alcanzar como los grandes simios, el nivel intelectual de un niño de tres años.

Ante este aval de gran relevancia, las personas que formaron el  Proyecto Gran Simio no han dudado ni un segundo para ampliar o expandir los derechos que se piden a los grandes simios, es decir a los cetáceos.

Los investigadores sostienen que sus estudios demuestran que es moralmente inaceptable mantener estos animales inteligentes (delfines, Orcas o cualquier otro cetáceo) en parque de atracciones, matarlos para comerlos o que estos tengan que morir por accidentes de pesca. Diana Reiss ha dejado claro que son animales “culturales”, lo que significa que nuevos tipos de comportamiento pueden ser rápidamente aprendidos por un delfín de otro. En uno de los estudios, ésta psicóloga demostró que los delfines mulares pueden reconocerse en un espejo y utilizarlo para inspeccionar las diversas partes de su cuerpo. También ha comprobado que tienen capacidad de aprender un lenguaje rudimentario basado en símbolos. Por otra parte tienen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismos y pueden pensar en el futuro. De igual forma, otras investigaciones han demostrado que los delfines en cautiverio pueden resolver problemas difíciles, mientras que los delfines que viven en estado silvestre cooperan en formas que implican estructuras sociales complejas y un alto nivel de sofisticación emocional. En un caso reciente, a un delfín rescatado de su hábitat se le enseñó a “caminar sobre la cola” mientras se recuperaba de una lesión durante tres semanas en un delfinario de Australia. Después de ser liberado, los científicos se han sorprendido al ver otros delfines silvestres del mismo grupo “caminando sobre sus colas”. Obviamente lo aprendieron de aquel que fue entrenado mientras estuvo en cautiverio.

Marino y Reiss concluyen que debido a la inteligencia de los delfines, es repugnante el tenerlos en delfinarios y maltratarlos ya que “Sufren física y psicológicamente al confinarlos en parques marinos. Poseen un lenguaje complejo, forjan redes sociales y pueden desvincular la sexualidad de la reproducción, incluyendo prácticas homosexuales”.

Un biólogo de la Universidad de Florida, Hendrik Nollens, unió a sapiens y cetáceos en un padecimiento común: el virus del papiloma, que en las mujeres puede detonar en un cáncer de cuello uterino.

Horst Hameister, profesor de genética de la Universidad de Ulm (Alemania) ha declarado que: “Los delfines son mamíferos marinos que nadan en el océano y fue sorprendente saber que teníamos más en común con los delfines que con los mamíferos terrestres”. En estudios realizados encontraron que 13 de los 22 cromosomas de los delfines eran exactamente igual que los cromosomas humanos. Otros estudios aseguran que es probable que los delfines posean una inteligencia que va más allá de nuestra capacidad de medición y es posible que su inteligencia sea mayor y muy diferente a la nuestra.

No cabe duda que los cetáceos, como los grandes simios, son embajadores para el movimiento de bienestar y protección animal, símbolos de lo no humano que se eleva al respeto y a la protección de sus derechos, debiendo romper sin duda la barrera de la especie, ese “sujeto” u “objeto” que mencionaba al principio.

Si reconocemos, lo que la ciencia nos está diciendo que deberíamos hacer, que son seres inteligentes y sensibles, que frecuentemente poseen complejas redes sociales e interacciones, que pueden transmitir conocimiento cultural; debemos considerar también su bienestar psicológico (a corto y largo plazo) de estos individuos (grandes simios y cetáceos), otorgándoles unos derechos que sean reconocidos mundialmente, unos derechos básicos.

A continuación los derechos básicos para los cetáceos:

1.- Derecho a la vida. Hay que proteger el hábitat donde habitan, establecer santuarios de protección, no permitir su captura, incluir a todas las especies de cetáceos en el Convenio CITES Apéndice A, sin posibilidad de ningún cupo para caza científica. Prohibir las matanzas que por tradición se producen en Dinamarca o Japón. Prohibición del empleo de medios de pesca agresivos a los delfines. Establecer rutas marinas que no sean agresivas a las poblaciones de cetáceos, especialmente las líneas de ferris. Limitar el uso del sonar de los submarinos en el momento que se detecte a poblaciones de cetáceos. Aprobar por los gobiernos, leyes de protección máxima. Castigar con severidad a los que ocasionen voluntariamente o con ensañamiento, la muerte de cualquier cetáceo. Limitar y regular de forma efectiva, las observaciones de cetáceos sin que implique agresión a los grupos o daños sonoros o de cualquier otro tipo.

2.- Derecho a la libertad. Ningún cetáceo debe de estar en cautiverio, excepto por causas de rescate al hallarse enfermos o heridos hasta su recuperación. Deben ser cerrados todos los delfinarios y orcarios, por ser centros de tortura, maltrato y circos acuáticos que no tienen sentido alguno excepto el económico y la explotación abusiva. Se procederá a su reingreso en libertad o traslados a santuarios marinos vigilados para su adaptación a la libertad. No se permitirá la apertura de delfinarios o centros de tratamiento terapéutico, ya que los delfines sufren de igual forma que si son entrenados para espectáculos. Declarar áreas marinas de protección especial para los cetáceos.

3. Derecho a no ser torturados ni física ni psicológicamente. Ningún miembro del Orden de los Cetáceos, debe ser utilizado en ningún tipo de experimentación humana, ni para investigaciones de enfermedades, terapias con seres humanos o cualquier otro tipo de utilización que suponga privación de libertad y de movimientos, dolor físico o psicológico. El estrés continuado al que están sometidos tanto en observación agresiva en su propio hábitat por embarcaciones de turismo, como en delfinarios o parques acuáticos de cualquier índole, perjudica de forma directa y traumática a su salud, por lo que debe estar terminantemente prohibido.

Como vez estos tres derechos básicos no representan gasto alguno para la comunidad humana y si una riqueza en la biodiversidad de nuestro planeta y en la conservación de los hábitat marinos, con grandes beneficios para la humanidad y todos los seres vivos de este planeta.

Fuente: Econoticias

  • marco

    libertad a los delfines,humanos,saben de donde venimos?averiguen bien,del aguaaaaaaaaaaa,entienden,saludos a los bochos