Verdades y mentiras sobre el café

Publicado por: @lnkvrd el 3 julio, 2015
cafe

Todo se trata de gustos, pero cuando hablamos de café sabemos que los fanáticos de esta deliciosa y aromática bebida no son pocos. Y es que ya hemos creado una serie de rutinas en las que el café es el protagonista, pero aún así existen todavía muchos puntos de vista y mitos a su alrededor.

Parte de la sensación que el beber una taza de café nos produce, es en verdad algo que creamos nosotros mismos. Cuando hace frío, después del almuerzo, acompañando un cigarrillo, como desayuno, para adelgazar, etc, son reacciones amplificadas de una sensación de bienestar que nos produce.

Pensar que el café es suficiente como desayuno, es falso. Hablando de la primera comida que consumimos en el día y luego de pasar muchas horas durmiendo, nuestro cuerpo necesita de una buena cantidad de «combustible». Por supuesto que su sabor es delicioso en la mañana, pero solo la taza jamás será suficiente. Atrévete a acompañarla con una porción de queso, un pan o unos huevos. Otro punto positivo, es que el café te va a dejar despierto y listo para las actividades de tu día, te estimulará y mejorará tu concentración.

Aquello de que nos ayuda a adelgazar, tiene algo de cierto, pero no significa que si te dedicas a tomar mucho café durante el día, en un mes tendrás la figura más esbelta. Ocurre que el café no te está aportando demasiadas calorías y esas son excelentes noticias. También resulta generando una sensación de saciedad, que evita que estés continuamente picando y comiendo por ansiedad.

Aún cuando tomes el café con unas gotas de leche, mucho creen que están teniendo aportes de calcio para su organismo. Pero no es cierto, puesto que aun tomando mucha leche a diario no podemos absorber más de un 5% del calcio que tiene. Es por ello que no podemos excusarnos, y es mejor comer otros derivados de la leche aparte y encontrar el calcio que necesitamos en distintos alimentos.

Tomar una taza después del almuerzo es una de las prácticas más comunes. Logra neutralizar un poco el paladar de tantos sabores que probamos en los platos que comimos, y en verdad es una deliciosa manera de cerrar la experiencia del almuerzo.